En resumen:
Conscientes
de los factores que gravitan sobre el proceso negociador, tendremos que
asimilar que la conducta de los negociadores deberá perfilarse según los
parámetros o “principios fundamentales” que aconsejan desde hace tiempo los
expertos en la materia y que podremos resumir en síntesis a continuación.
Si no
es necesario y si no se anticipa un logro, no negociar: si negociamos en estas
condiciones estaremos provocando un desgaste estéril y arriesgando
peligrosamente nuestra posición.
Preparados: el que primero llega, gana. Se trata de posicionarse con
ventaja para llevar adelante la negociación, realizando un adecuado análisis y
una preparación a conciencia con la debida anticipación. De esta manera se
logrará un posicionamiento ventajoso en los primeros minutos, lo que se
considera crucial para el proceso.
Hacer que los otros se
sientan satisfechos: los otros negociadores
no deben sentirse hostigados o estimulados a pelear, sino que deben percibir un
interés nuestro por ayudarlos a satisfacer sus necesidades e intereses en la
negociación.
Actuar con prudencia al
presionar: no llegar a extremos de incomodar
o exasperar a las otras partes cuando se les aplica presión para lograr avances
en la negociación.
Estimular la competencia
de los otros: tratar de lograr que quieran
trabajar para obtener lo que desean, combatiendo nuestra ansiedad por avanzar
aprisa y lograr los resultados que buscamos. Es más conveniente no mostrarse desesperados
y dejar que las otras partes traten de interesarnos por negociar y que no nos
perciban demasiado ansiosos.
Reservarse un margen para
maniobrar: tener la prudencia de no llegar a
los límites de sus posibilidades, conservando siempre la posibilidad de ceder si fuere necesario,
aunque sin demostrarlo ante las otras partes.
Respetar a los otros en
su dignidad: los negociadores son, ante todo,
personas dignas de nuestro respeto y debemos hacerles sentir esto sin
vapulearlos siquiera cuando llevamos las de ganar en el proceso. Hay que estar
dispuesto a colaborar y mostrarse de esa manera.
Dominar el proceso
mediante preguntas y silencios: tratar de actuar
de manera Socrática, conduciendo los avances con interrogaciones sucesivas en
lugar de afirmaciones contundentes y siendo pacientes con los silencios a la
espera de las reacciones y respuestas de las otras partes. Nunca más cierto
aquello de usar dos orejas el doble que una sola boca que tenemos.
No dejar de ver la
expectativa de los otros: tener siempre presente
lo que las otras partes presuntamente desean, para no malograr inadvertidamente
sus pretensiones si se puede evitar.
Estar atento a las
reacciones de los otros (feedback) y no dejar de tratar de obtener el máximo de
nuestra expectativa: mantener una actitud
de observación sobre las reacciones de todo tipo en las otras partes, a fin de
percibir el efecto de nuestra gestión. De esta manera podremos maniobrar para
tratar de obtener lo que pretendemos, sin resignar de antemano ningún margen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario