Al comenzar el tema conviene tener
presente lo que algunos estudiosos, frente a situaciones de “choque de
culturas”, han venido sosteniendo desde hace siglos: “antes de discutir,
pongámonos de acuerdo en los términos”.
Esto vale en especial para la
“negociación”, donde es fundamental tener en claro cada tema y llamar a las
cosas por su nombre, particularmente si se estuviera actuando en el plano de
las operaciones internacionales, donde la diferencia en cultura e idioma pueden
llegar a crear complejidades especiales.
Por “negociación” no nos referimos
simplemente a un forcejeo o regateo por lograr una mera ventaja en una
transacción (por ejemplo: discutir circunstancialmente por el precio o algún
otro factor aislado de la operación), sino al juego de diversas variables
(precio, cantidad, calidad, fecha de entrega y demás) que van dando lugar
a una ecuación o fórmula de conveniencia para una o más partes.